
“El contacto con el mundo de los aromas nos llega por el olfato desde el mismo momento en el que venimos al mundo. El olor a sangre, a placenta y a calostro maternal nos da la bienvenida con el aviso de la dulzura y la crueldad de la vida. No hay poder más evocador que el del aroma. El olfato es el más fuerte de los sentidos. Y la vida está compuesta por infinitas notas olfativas. Sin esos olores nuestra existencia sería más vacía. Caeríamos en un agujero negro del espacio…El olor está en la naturaleza, en nuestras casas, en cualquier lugar del mundo. Ahora mismo, mientras escribo esto, un montón de aromas flotan en el aire. Esos aromas pueden convertirse en arte. Al igual que las palabras en poesía y los sonidos la música. Un buen perfumista es, en realidad, un filósofo que expresa su sensibilidad por el olfato. Al perfume hay que dotarlo de alma. Si no la tiene, jamás trascenderá el umbral emocional. Por eso es tan difícil comunicar con el olfato. Si fuese perfumista me gustaría condensar en un frasco todos los aromas de mi infancia, el paraíso perdido. Crear un perfume que, a modo de magdalena de Proust, activara las reminiscencias infantiles. El aroma húmedo de la tierra mojada, de los charcos, el olor de las cisternas y los pozos. El olor a café por las mañanas, a uva pisada, a resina de pino, a limonero. El olor a feria, a Peta Zetas, a algodón de azúcar. El aroma de los polvos de talco, del jabón de abuela, el aroma de las muñecas de plástico. El olor a crema solar de zanahoria. El olor a padres durmientes. El olor a calcio y a Vicks Vapo Rub. El olor a escuela, a cera Manley. El olor a mar, a algas y a erizos. El olor a menstruación, a bola de alcanfor, a brasero, a seta y a niño. ¿Te atreves a crear el perfume de la vida? ¿Cuál es tu magdalena de Proust olfativa?”
Estimuladas y motivadas por este fragmento que hemos leído en el blog emparsmells, a las bloggers de GEODERM nos ha dado por pensar cual es nuestra Magdalena de Proust olfativa, ese aroma capaz de transportarnos, de emocionarnos y de hacernos revivir de manera intensa un momento pasado de nuestras vidas. Mientras buscamos en nuestra memoria olfativa reflexionamos acerca del poder del sentido del olfato y llegamos a la conclusión de que sin el tacto, el gusto, la vista, el oído y el olfato nuestra vida se convertiría en un encefalograma plano de sensaciones. Definitivamente, todos los sentidos son ultra y mega importantes pero de todos ellos el olfato es el que más capacidad tiene de traernos a la memoria recuerdos pasados. Ni siquiera la música puede competir con las emociones que puede provocarnos un olor.
El universo emocional de los aromas es increíblemente poderoso. Estudios relacionados con el increíble poder memorístico del sentido del olfato afirman que el 75% de nuestras emociones están relacionadas con los olores. Incluso algunas investigaciones del Sense of Smell Institute indican que mientras que los humanos tan sólo son capaces de recordar el 50% de las cosas que han visto pasados los tres meses, ese porcentaje aumenta hasta el 65% después de un año entero cuando estamos hablando de olores. Dicen los expertos que el olfato es el sentido que mejor activa la memoria y que nuestro cerebro puede almacenar y diferenciar hasta 10.000 olores.
Podríamos decir que un aroma es para siempre. El olor de jazmín por ejemplo, nos recuerda a nuestras abuelas. Ellas tenían la costumbre de insertar en un imperdible un montón de estas pequeñas flores y llevarlo a modo de broche en sus batas frescas de verano. Las flores, al caer la tarde, se abrían para desplegar su poderoso olor. Esa costumbre de acicalarse con jazmín se ha perdido, pero hemos descubierto que venía de lejos, de la antigua Babilonia de los jardines colgantes ni más ni menos. Las mujeres árabes la introdujeron en España y pasó de generación en generación hasta nuestros días. Otro aroma capaz de traernos recuerdos de la infancia es el olor de la lluvia sobre la tierra seca. Es un olor muy nostálgico que nos aporta sensaciones de paz y de relajación. Por cierto, hemos investigado un poco y hemos descubierto que la responsable del agradable olor a tierra mojada es una bacteria llamada Streptomyces coelicolor. Este microbio, productor de esporas, se encuentra en la mayoría de los suelos y produce una sustancia llamada geosmina. ¿Sabías que en castellano existe un vocablo para referirse al olor de la lluvia sobre la tierra mojada? Esa palabra es petricor. ¿Qué os parece? El nombre se deriva de dos palabras griegas petros que significa piedra, e ikhôr que es el líquido que fluye por las venas de los dioses en la mitología griega. ¡Sería tan maravilloso llenar nuestras vidas de petricores y de aromas vintage saludables y ecológicos!
Seguimos buscando aromas proustianos y nos viene a la memoria el olor a tomatera. También es muy peculiar y de gran poder evocador. Nos transporta al verano de nuestra infancia, al campo, cuando acompañábamos a nuestros abuelos al huerto y buscábamos tomates rojos. Esos tomates sí que eran naturales y ecológicos, tomates con olor a tomate. El olor de las mismas ramas ya era embriagador, un olor realmente especial e intenso, fuerte como la vida. Buscamos en google y descubrimos que ese olor proviene de los pelos con glándulas que cubren los tallos y las hojas de la tomatera. Estos pelitos, al rozarse, emiten un fuerte aroma inconfundible que podría decirse que es el aroma del verano en el campo.
Puestos a imaginar...si pudiéramos condensar en un frasco todos los aromas que nos emocionan quizás creáramos el perfume de la vida tan anhelado por los perfumistas. El nuestro llevaría en sus notas de salida los aromas de la naturaleza GEODERM, el olor suave del aloe, el aroma explosivo de las granadas, el olor ancestral del olivo, el aroma lechoso y mantecoso de la manteca de Karité. También el olor a corteza de limón, a albahaca, a tomatera, a lluvia sobre tierra mojada y a jazmín. Las notas de corazón captarían el olor a leche materna, el olor a recién nacido y a niño dormido, el olor a madre y a lluvia. Las notas de fondo arrebatarían el olor de las raíces, de las resinas de los pinos, de la madera, de las higueras, de las algas y del fuego, de las islas. Estamos convencidas que un perfume tan poderoso tendría el poder de llevarnos al orgasmo olfativo. ¿Os gustaría oler nuestro perfume de la vida?
El amor también comienza en el olfato. De repente encontramos atractiva a una persona sin saber bien por qué. Y es que el amor a primera nariz existe y tienen fundamento científico. Los verdaderos cupidos son las feromonas que pululan en el aire. Buscamos en Internet y leemos algunas frases reveladoras de esta afirmación: me enamoré de mi pareja la primera vez que la olí, confiesan algunos. Y es que en las relaciones amorosas, el olfato es crucial. Es el sentido que se encarga de recibir los olores, interpretarlos y procesarlos. Si una persona no nos entra por el olfato, difícilmente logrará golpearnos el corazón. Nuestra conclusión es que el olfato es un sentido peligrosamente emocional y sexual. Y sorprende que sea precisamente el sentido del que menos se haya investigado o hablado. Podría decirse que el olfato es una fragante tierra virgen en la que ni siquiera nos hemos adentrado, o mejor dicho, que todavía no hemos olido. Nos encantaría cartografiar un atlas olfativo del planeta entero. Vivir para oler.
Moraleja GEODERM: Cuando toques, toca, cuando mires, mira, cuando escuches, escucha, cuando saborees, saborea, y cuando huelas, sobre todo cuando huelas, ten cuidado con lo que hueles, no vaya a ser que te enamores, y te emociones y… llores.